miércoles, 29 de noviembre de 2017

Middle Age Freak: Hispacon 2017 (1 de 2)

   

Desde 1969 y celebrándose de manera ininterrumpida desde principios de los años 90, la Hispacon es uno de los eventos más relevantes entre los creadores de género fantástico de habla hispana, si no es que el más importante. Este congreso, organizado bajo la supervisión de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT), reúne en un mismo lugar y durante un fin de semana a aficionados, estudiosos, creadores y autores de géneros fantásticos en diversos medios, celebrando conferencias, mesas redondas, charlas y exposiciones de temas relacionados. También se realiza la votación entre los miembros de la AEFCFT para definir a los ganadores de los Premios Ignotus, que se otorga a lo más destacado de la industria nacional e internacional.



Todas las noticias y narraciones de este evento llegaba a mí a través de voces de otros, particularmente de parte de Blanca Martínez, escritora catalana-mexicana y Miguel A. Fernández, cronista definitivo de la ciencia ficción mexicana. Sus comentarios en eventos, charlas de café y encuentros ocasiones, tanto sobre la Hispacon como los premios Ignotus, la antología Visiones (que frecuentemente se presenta como parte de las actividades del congreso), las editoriales locales que publican material local y en general todo el panorama de creación de géneros fantástico en España se me antojaban como parte de algo fuera de mi alcance. Particularmente desde hace varios años yo ya volteaba a España con mi interés freak muy pronunciado dada la increíble difusión que los juegos de rol, extranjeros y nacionales, tenían en ese país, así como la industria editorial de sus tebeos (comics) y sus álbumes europeos, concepto muy diferente a los trade-paperback que conocemos. Resumiendo, mi interés freak y geek por España era bastante grande.


Hace algunos meses cayó en mis manos la convocatoria para la antología Visiones de este año. Publicada en el sitio web de la AEFCFT, se invitaba a proponer cuentos para la creación de una antología de escritores de habla hispana cuyos trabajos debían girar alrededor de la Paradoja de Fermi. Ya daré más detalles al respecto, pero con el amplio espacio de tiempo que tuve antes del cierre pude documentar y crear un cuento, dejarlo descansar antes de revisarlo, pedir que alguien más lo leyera y me diera sus opiniones, volverlo a guardar antes de una última revisión y finalmente enviarlo. Me precio de trabajar a conciencia todo mi trabajo de escritor de ficción, pero no creo haber puesto antes más empeño en la realización de un cuento como lo hice en esta ocasión.
Afortunadamente el esfuerzo fructificó y, a principios de septiembre, recibí un correo informándome que había sido seleccionado para la antología. Me solicitaban ajustes menores al texto y se despedían invitándome a asistir a la presentación del libro impreso el domingo 19 de noviembre, durante las actividades de la Hispacon. Sin duda este un mensaje general, enviado a todos los seleccionados porque, sí haciendo conciencia de donde provengo, ¿cómo podrían imaginar, ellos y yo, viajar al otro lado del mundo sólo para recoger un libro?



Bueno, durante los días siguientes la idea se fue gestando en mi cabeza: ¿Por qué no?
Después de realizar algunos cálculos, monetarios, de tiempo y burocráticos, y tras haber pasado —como individuo y parte de una sociedad —por un evento tan impactante para la ciudad como lo fue el temblor del pasado 19 de septiembre, la decisión estaba tomada: viajaría a España para atender el congreso Hispacon, recoger un libro y conocer el ambiente editorial y, en general, aquella región del mundo que capturaba mi atención desde hace tanto tiempo.



Afortunadamente la vicepresidencia de la AEFCFT, representada por Cristina Martínez, fue muy amable en proporcionarme toda la información necesaria para registrarme y llegar al evento, que se celebraría en la población de Navacerrada, a una hora de Madrid, hermosa comunidad de la sierra madrileña que presume (con justa razón) de ser el pueblo más limpio de la zona. Junto con la atención de Cristina Martínez, el apoyo de familiares y amigos que han pisado estas tierras también fue muy importante para saber desde cómo comprar boletos de avión en línea y moverme por la ciudad, ahorrándome bastante dinero y esfuerzo.



Limitémonos por ahora a hablar de la Hispacon. Madrid, Toledo y otros temas pueden esperar un poco. Este congreso, organizado principalmente a nivel local por una asociación sin fines de lucro como lo es la AEFCFT es, mayormente, un encuentro organizado por y para creadores. Teniendo como sede la Casa de Cultura de Navacerrada (recinto en mantenimiento dada la temporada baja de turismo por la zona) el espacio fue reducido y su piso de venta meramente simbólico, empleado principalmente por editoriales como Cerbero, Cazadores de Ratas, Mablaz, Tres Inviernos y Apache Libros para exhibir sus nuevos lanzamientos, así como ilustradores locales independientes, algunas librerías y tiendas de juegos de mesa.



En general las pláticas, conferencias y mesas redondas que presencié en esta Hispacon giraban más sobre ser charlas informales que de rigor académico, aunque los ponentes poseen todas las credencias necesarias para ser considerados conocedores de su tema. Pero sin duda mi mayor impresión fue el amplio abanico de temas que se cubrieron: desde el análisis de clásicos del género (H.G. Wells y R. Heinlen) hasta nuevas tendencias de creación (géneros híbridos) y difusión multiplataforma (transmedia), pasando por la renovación de conceptos de antaño (radionovelas o libro-juegos) y aspectos funcionales para la vida del creador (publicación y difusión). Si tuviera que mencionar algún tema ausente podría ser la nueva tendencia de publicación digital y la impresión on-demand, pero en general toda exposición tuvo su público, fueran creadores o meros aficionados que asisten fielmente al evento para conocer lo más relevante que esta industria ofrece y que realmente hace palidecer a la de otros países de habla hispana, incluyendo el mío.

 

Y ciertamente España no carece de las mismas complicaciones que existen en México para la creación y difusión de géneros fantásticos: capacidad de producción y distribución limitada, un mercado y público cerrado al producto local, corrupción institucional, nepotismo y modas pasajeras, pero al menos su comunidad se reúne una vez al año para ver qué se ha hecho en el camino y como mejorarlo.

Eso y tomarse una cerveza con una tapas o un café con tortilla española, que cómo me encanta.

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