martes, 21 de octubre de 2014

Middle Age Freak: La Célula Durmiente



Cuando empezaron a aparecer los primeros trailers de X Men: First Class, recuerdo que mi amigo y colega escritor, Ignacio Loranca, comentó vía Facebook que dicha película podría tratarse de la “sleeper” del año. A partir de entonces muchos lo interrogamos al respecto, tanto por los datos en que se basaba para hacer dicho comentario, como por el significado del término “sleeper”. Esta es la definición que Ignacio dio, directamente tomada de su Facebook:

Sleeper: Dícese en el argot “freak” sobre las películas donde la promoción es mínima o no muy escandalosa, en relación a otras producciones del mismo tipo, y que las expectativas no son tan grandes. Sin embargo terminan dando la sorpresa al ser las mejores de la temporada. El término "durmiente" aplica en que, al "despertar", lo hará de manera espectacular.

Luego de ver la película, sobra decir que le doy toda la razón.


El “durmiente” es apacible en su sueño. No levanta grandes comentarios en prensa escrita o Internet. Sus carteles ocupan los rincones más discretos de los cines. No son tema de sobremesa o, si llegan a serlo, es principalmente para ser víctimas de un franco desinterés: “No me llama la atención para ir a verla”.

Pero todos hemos estado presentes cuando un “durmiente” despierta. Su nombre empieza a llenar comentarios en foros de Internet, blog y redes sociales. La prensa empieza a recomendarla y los cines reacomodan sus salas para darle más espacio. Y como espectador haces conciencia de que antes había escuchado hablar de dicha película, sin realmente prestarle atención. Y cuando decides satisfacer tu curiosidad puedes descubrir, entre otras cosas que no esperabas, una sala repleta o de plano una función agotada.

Podemos decir que Star Wars es uno de los mejores ejemplos de “sleepers” que ha tenido la industria cinematográfica: una película que ni su propio estudio esperaba que triunfara o al menos pagara su costo, se convierte, literalmente de un día al otro, en el mayor éxito de su año. Pero no tenemos que ir tan lejos para ver a otros “durmientes”: Rango (marzo 2011), Mi Villano Favorito (2010), Shrek o El Aro son otras producciones que no sólo se convirtieron en películas exitosas, sino que se volvieron elementos que marcaron el desarrollo comercial y de producción del cine contemporáneo. Y si fuéramos más atrás encontraríamos ejemplos que han marcado al cine como arte tal cual (Ciudadano Kane).   


Lo más interesante es que el fenómeno del “durmiente” no sólo se da en el cine. Dentro de nuestra producción de teatro musical, especializado en montajes extranjeros con más oropel que contenido, nadie esperaba el éxito de Mentiras, un musical nacional de bajo presupuesto. Tolkien y su editor, Rayner Unwin, tampoco pudieron anticipar el éxito editorial de El Señor de los Anillos. También recordemos que Final Fantasy fue el último juego de una empresa que prácticamente estaba en la bancarrota. Doce juegos después, Square sigue aquí.

¿Cómo podemos distinguir a un “durmiente”? ¿Cómo estar preparados para que no vuelvan a tomarnos por sorpresa? Es imposible. La fuerza de su revelación es la naturaleza de los “sleepers”. Estarán a nuestro alrededor, bajo una presencia discreta o francamente ignorada. Y cuando despierten quedaremos enmudecidos por la impresión y finalmente, en las charlas se sobremesa, escucharemos una de las pocas frases que considero que guardan una proporción ideal entre orgullo y humildad:

 “La verdad, no esperaba que estuviera tan buena”.

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