martes, 4 de febrero de 2014

Los Otros 52, 25a Semana. "En El Caos No Hay Error"

Organiza y planea todos los detalles de un robo bancario

EN EL CAOS NO HAY ERROR

 Ángel Zuare

Caos: Cuando el presente determina el futuro, pero el presente aproximado no determina el futuro aproximadamente.
– Edward Lorenz

-No funcionará. De ninguna forma- comentó el Profesor y todos en la mesa voltearon a verlo. Algunos expectantes y otros molestos por el comentario. Algunos ya mareados por su tercera cerveza y otros con ganas de levantarse para irse del bar donde todos se habían reunido después de las cuatro de la mañana, con puertas y ventanas cerradas y la música puesta al mínimo.

-¿Y por qué dice eso, Profesor?- preguntó Armando esperando así mantener fluyendo la conversación y el interés de todos los presentes. -¿Qué error le ve al plan?

-¿Al plan? Ninguno, muchacho. La idea misma es la que no va a funcionar.

-¿La idea? O sea, robar un banco. ¿A eso se refiere?

-Así es. Robar un banco es una idea condenada al fracaso desde el inicio. No resultará, sin importar lo que todos aquí planeen en este momento.


Un clamor de molestia general se propagó en la mesa. Algunos se levantaron y otros golpearon la mesa con la base de sus botellas o vasos. Pero el Profesor se mantuvo impasible en su asiento junto a Armando, quien también se puso de pie y, alzando la voz, exigió que todos guardaran orden. En poco tiempo los ánimos se calmaron y todos regresaron a la mesa.

-¿Nos puede explicar, Profesor?- le pidió Armando a quien fue su maestro de física en la universidad, durante los años en que estudiar ingeniería parecía ser una idea con futuro. El aludido encendió un cigarrillo (el último de la cajetilla y de la semana) antes de empezar a hablar.

-Antes les aclaro que si creen que deseo convencerlos de abandonar esta idea, están equivocados. Yo necesito esto tanto como cualquiera de ustedes y deseo que funcione. Pero la historia, la probabilidad y la misma ciencia han demostrado que robar un banco es una imposibilidad. Es como pretender abrir un agujero en el suelo que nos sostiene a todos y que se regenera a sí misma.

-Te juro que no entiendo tanta pendejada- interrumpió Rafa echando su cabeza rapada hacia atrás y recargando su ancha espalda contra el respaldo de la silla.

-Me refiero a que las posibilidades que operan a nuestro favor para asaltar un banco, también funcionan en nuestra contra. ¿Cuántas personas estamos aquí ahora? ¿Siete? Suficientes para organizar un asalto armado con armas de cualquier calibre que podamos encontrar. Alguien mencionó hace un momento que puede conseguir cuernos de chivo, ¿cierto? Armas impresionantes, espantan a cualquiera. Ni siquiera tienes que saber apuntar. Lanzas unas rondas al aire y listo, toda la gente está asustada y hará lo que tú quieras… Y en el proceso dejaste decenas de cartuchos como evidencia para que la policía pueda rastrear el arma.

“Coordinar a tantas personas también es una pesadilla. Cierto que tienes mayor control de la situación y puedes entrar y salir en segundos, con una mayor cantidad de dinero y debidamente protegido si no dejas ningún tipo de evidencia y cubres tu rostro.  Pero sólo necesitas que un elemento se salga de control, que dispare a quien no deba o que olvide su función durante un segundo, para que todo el orden se descomponga”.

-Muchos asaltos funcionan así- comentó Pedro.

-¿Y qué crees que pasa después? Nadie puede gastar directamente o inmediatamente el dinero obtenido de un asalto bancario, sin llamar la atención. Deben lavarlo, procesarlo, convertirlo en un lastre para nuestras vidas, que ciertamente ya son complicadas. Y repito, sólo hace falta uno que cometa un error. En 1997 el asalto más cuantioso en la historia de Estados Unidos y uno de los mejores planeados, se resolvió cuando uno de los asaltantes se le ocurrió pagar a alguien con un fajo de billetes que aún tenía la cinta sujetadora, con los sellos del banco. Una verdadera idiotez. Y no es mi deseo insultar a nadie, pero la probabilidad dicta que alguno de los aquí presentes debe ser un imbécil, en comparación con los otros.

De nuevo los ánimos se calentaron. Rafa se puso de pie y levantó los puños contra el Profesor, quien permaneció sentado en su lugar mientras Armando ponía orden nuevamente.

-O tal vez se sientan más cómodos realizando robos por su cuenta- siguió declarando el Profesor. -, llegando a las caja con una nota amenazante para el cajero. Después de todo la política de los bancos es evitar situaciones violentas y entregar lo que pide el asaltante, quien finalmente abandona el banco tranquilamente, dejando tras él huellas digitales en el papel de la nota o sobre el mostrador y su rostro grabado en las cámaras de vigilancia. Todo por menos de cien mil pesos, que no le durarán mucho tiempo.

-¿y qué tal un trabajo interno?- interrumpió Carlos, limpiando el sudor que empezaba a perlarle la frente.

-Tu eres el guardia, ¿cierto? Con llaves de toda la sucursal, menos de la bóveda de valores, supongo. La que imagino se abre por tiempo y no hay nadie en la sucursal con facultades para abrirla. Ni siquiera el gerente. Se tendría que preparar el asalto exactamente a la hora en que las bóvedas se abren para descargar el contenido a los camines blindados, a mitad del día.

-Tal vez otro tipo de robo…- comentó David, ajustándose los lentes –Hackear servidores y desviar dinero de cuentas o inversiones. Incluso manipular…

-Los cajeros, como hicieron el año pasado. Más de cuarenta y dos millones de dólares sustraídos de cajeros ATM en doce países distintos, con los criminales organizados por Internet. Aun así hubo detenidos. Ocho en Nueva York, al menos.

“Además, considerando que escojan un método que funcione y se tenga éxito en el robo, que sorteen la tentación de gastar el dinero descuidadamente y las pesquisas sobre los que trabajen adentro, ¿cómo evitarán la tentación de intentarlo de nuevo? ¿De convertir esto en su medio de vida, considerando que tuvieron suerte la primera vez y que las probabilidades funcionaron a su favor? ¿Creen que los asaltabancos duran más de tres años realizando robos organizados? Eventual e invariablemente los atrapan.

“Y entiendo que para eso Armando me invitó para participar en esto. Espera que yo pueda reconocer sus talentos y organizar un plan que funcione infaliblemente… Pero no puedo hacerlo porque es imposible. Nadie puede organizar un plan que trabaje sin errores. Tal vez sí, de manera inmediata, pero no a mediano o largo plazo por carecemos de habilidades para vislumbrar las consecuencias de nuestras acciones en el futuro lejano. Es teoría del caos”.

-¿Eso qué significa?- preguntó Armando.

-Que tan sólo estando en esta mesa, discutiendo un plan para un robo, nos condena al fracaso porque no podemos ver todas las variables y consecuencias más allá del éxito de sacar el dinero del banco.

La mesa guardó silencio durante un minutos mientras las últimas cervezas se consumían. –Entonces, ¿es inútil? ¿Todo se va al carajo entonces?- preguntó Armando.

-Jamás dije eso- dijo el Profesor, dando la última bocanada a su cigarrillo. Las miradas de seis hombres con gestos de incertidumbre, se dirigieron a él. -Lo que quiero es que entiendan mis ideas para que, finalmente, les diga lo que vamos a hacer. ¿De acuerdo?

Algunos asintieron con la cabeza y otros dijeron que sí abiertamente. Finalmente el profesor se inclinó sobre la mesa apoyando sus codos. –Entonces esto es lo que haremos…

. . . .

A las 9:00 de la mañana del lunes 16, algunas redes sociales y páginas de noticias reportaron errores en los sistemas de banca en línea, presentando cuentas vacías y algunas con depósitos no reconocidos. A las 9:45, varios cajeros ATM de la zona metropolitana empezaron a duplicar, triplicar o disminuir indiscriminadamente la cantidad retirada por los usuarios. Entre 10:00 de la mañana y medio día se reportaron asaltos realizados por individuos que llegaron directamente a las cajas de las sucursales con notas amenazantes para el cajero. En algunos casos, antes de recibir el dinero, el asalto era interrumpido por otros asaltantes  que llegaban armados y violentando a los clientes, antes de escapar con su botín en tres autos distintos, reportados como robados la noche anterior. Al final del día los bancos definieron que el monto robado físicamente de las sucursales superó los 50 millones de pesos entre efectivo, bonos, y otras variedades de papel moneda. El total del monto sustraído no pudo ser concretado en ese día por los saldos que seguían modificándose arbitrariamente en Internet.

. . . .

Y sí, la tentación fue grande para todos. Al año siguiente, luego del tiempo de desconexión que todos habían acordado, Armando buscó nuevamente al Profesor para pedirle su ayuda en la organización de otro golpe. Con los mismos muchachos, otros más, o con menos elementos operando al mismo tiempo. Como el Profesor lo quisiera.

Pero a quien encontró en la casa del Profesor fue a su reciente viuda, quien no solamente le informó de la muerte de su esposo a causa del cáncer pulmonar, diagnosticado semanas antes de que Armando lo llamara para proponerle el golpe. También le entregó un sobre dirigido a él, tal como se lo había indicado su esposo que lo hiciera si un día un muchacho con sus características iba a buscarlo. Bajo el marco de la puerta en la casa de su maestro, Armando abrió el sobre y leyó el papel que venía adentro.

Armando.

Gracias a tu iniciativa pude costearme una muerte decente, muchacho, no necesitaba nada más. Así que, no es mi deseo insultarte, pero, si estás leyendo esto, me pregunto… ¿Acaso eres el imbécil?


Suerte muchacho.

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