martes, 27 de noviembre de 2012

Middle Age Freak: Sr. Gilliam, todo un placer




Publicado originalmente en Reino Geek (20 nov 2012)



Una gran verdad en mi vida es que no conozco a Terry Gilliam. Sí, a Terry Gilliam, el cineasta, actor, director, animador y miembro del grupo de comediantes surrealistas ingleses Monty Python, y director de muchas de las películas más importantes del género fantástico de la segunda mitad del siglo XX.


Es cierto, no tengo el gusto de conocerlo, pero no lo malentiendan. Conozco bien el trabajo de Terry Gilliam: sus segmentos animados realizados para el programa de televisión ingles Monty Python's Flying Circus y para la película Monty Python's The Meaning of Life (El Sentido de la Vida), además de su trabajo como director en las películas Brazil (1985), Las Aventuras del Baron Munchausen (1988), 12 Monos (1995), Fear and Loathing in Las Vegas (1998) y El Imaginario del Doctor Parnassus (2009). También sé que se naturalizó como británico en 1968 y que en el 2006 renunció formalmente a su ciudadanía norteamericana. Colaboró con trabajo fotográfico para la revista satírica Help! e inició su carrera como director con la cinta Time Bandits (1981).

No, a lo que me refiero es que nunca he visto (o tengo conciencia de haber visto) alguna fotografía de Terry Gilliam, o haberlo visto actuar junto a John Cleese, Eric Idle, Terry Jones y otros miembros de los Monty Python. Porque en algún momento debí haberlo hecho, pero nunca he desarrollado en mi cabeza el concepto de; ese es Terry Gilliam, a diferencia de otras ocasiones en que me he dicho; ese es Steven Spielberg, George Lucas, Bryan Singer, Christopher Nolan, Henry Selick, Tim Burton, Jean Luc Godard, Carlos Carrera, Luis Estrada, George Romero, Stanley Kubrick, Pedro Almodovar, Martin  Scorsese, Darren Aronofsky, Roger Corman y recientemente Michel Franco.

¿Cuándo ocurre que la apariencia de un artista se vuelve parte de su valor como icono? ¿En qué punto nos damos cuenta que no logramos visualizar a Spielberg sin su barba de meses, a Lucas sin sus camisas de franela, a Hitchcock sin sus trajes a la medida, o a Stephen King con su mirada demente a través de sus lentes de fondo de botella? ¿Cuándo se dan casos en que la falta de estilo se vuelve un estilo por sí mismo, como los pantalones de mezclilla y las chamarras deportivas de Bryan Singer, las bolsas bajo los ojos de Stanley Kubrick o los sacos y barba cerrada de Wes Craven?

¿Y dónde quedan los casos como Terry Gilliam (o el productor de televisión Richard Raynis, a quien también admiro mucho) ante personas como yo, quienes admiramos su trabajo fervientemente, pero que seriamos incapaces de reconocerlo si lo encontráramos en la calle? ¿Acaso pesa esa imagen de figura pública en sus respectivas carreras? ¿Serían mejores o peores creativos si su imagen apareciera o no en todas las revistas o en televisión? ¿Cambiaría en otro sentido mi concepto de Gilliam (desde el precepto básico de si es más joven o viejo de lo que esperaba) si viera una foto de él ahora? ¿Buscar una fotografía de él en Internet? Por supuesto que podría, pero a estas alturas prefiero quedarme con la idea de que, si algún día llego a conocerlo en persona, le preguntaré sobre todo esto…

La bronca será reconocerlo…

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